•Seguidores•

lunes, 26 de agosto de 2013

Y con un beso todo era perfecto, ideal, irreal.

Nunca imagine que por pensarte un domingo a la madrugada iba a brotar la necesidad de escribirte para hacerte sentir aun más importante el lunes por la tarde.
No creía que en algún momento donde me sobren las ganas de escribir(te) iba a perder mi orgullo y mi tiempo pensando(te) unos minutos más que ayer.
Y en esas noches frías cuando recapacito tapada hasta el cuello y con el celular en la mano no me cuesta aceptar que soy la primera en decir que a veces con las palabras no alcanza y también la primera en rendirme a tus pies cuando me dices que soy linda. Que solo espero que sea sábado por la noche para estar con unas copas de más y sentirme libre cuando te canto toda mi verdad. Como cuando te abrazo sin motivo mientras intento pedir un trago en el centro de la barra y vos me miras como a cualquier otra. Hasta que finalmente tu nombre aparece en mi celular y sonrío cuando noto que aunque sea un segundo me tuviste en cuenta.
También tengo ovarios para admitir que me jode pensarte más que antes únicamente cuando me acuesto a las seis de la madrugada con el rimel corrido y sin ese mensaje tuyo. Que solamente tus palabras saben hacerme sentir bien desde que abrís la puerta hasta que la cerras y me despedís con un beso. Que no se si es buena señal estar terminando una de mis ultimas frases y que aparezca el cincuenta y seis debajo del "enviar mensaje" y que me va a costar aceptar que mañana no voy a poder levantarme por la simple razón de que las ganas de verte en este momento son mayores que las ganas de dormir. Que a veces solo espero que aprendas a tratar a una mujer en otro lado que no sea tu cama de media plaza pero sé que tampoco es eso lo que espero cuando me levanto un domingo con resaca pensando a quien le habrá tocado rozarte en ese colchón esta semana. 
Y como creo en eso de que todo pasa por algo sé que por algo no paso.
Y como no creo en las casualidades puedo afirmarte que no es casualidad encontrarnos de vez en cuando para poder decirte una vez mas que me encanta la manera que tienes de convencer, mas cuando sé, que por lo menos conmigo, esa táctica no te funciona. 


Nunca sabrás que me volaste la cabeza.